viernes, 19 de agosto de 2011

Día de Playa



Intentando aprovechar el verano, lo básico es ir a la playa. Decido levantarme temprano para llegar pronto, cuando aún el sol no quema tanto, y la playa está mucho más tranquila. Decido también no coger el coche, luego es imposible aparcar por allí, así que me subo en el tranvía y en 14 minutos exactos estaba en la arena de la playa. DePuertaAPuertaOiga, y eso que he ido a una playa alejada. Me maravillo por el buen servicio que da el tranvía.

Llego a la arena, blanca, fina, y aún fresquita. Extiendo mi toalla, y me dedico un tiempo de relax, solo para mí. Una delicia. Me meto en el mar. Hoy no está demasiado tranquilo, pero aún así, es una delicia poder disfrutarlo a estas horas. Me siento Zen, tranquila, relajada, y encantada con el verano.

Me dispongo a tomar un poco el sol. Noto cómo mi piel se seca por el efecto de los rayos de sol, que a estas horas, es agradable. Me pongo un poco más de crema. Cojo el libro y me pongo a leer. Pasaron varios minutos y yo me encontraba enfrascada en la lectura. Un libro de Carmen Posadas que acabo de empezar pero que es bastante fácil de leer, de esos que enganchan desde el principio.

Allí me encontraba yo adentréndome en los primeros capítulos del libro, intentando situar la escena, los personajes, imaginando cuál sería el desarrollo del libro, cuando empiezo a escuchar a una familia acercarse a la zona donde yo estaba tumbada. De repente, empiezan a desplegar tres sombrillas de playa (nada más y nada menos), la colchoneta de la niña, la tabla de surf del niño, la piscina hinchable del bebe, las neveras de la bebida, la cesta de la comida, y las toallas... Ante lo que me veo venir, me dan ganas de llamar a "Callejeros" para que vengan a grabar un "Callejeros: Especial verano" o simillar (¿Por qué los programas de televisión en verano son tan previsibles?)

Deciden poner su toalla a escasos centímetros de la mía. Nos separan unos 3 dedos de distancia entre una toalla y la otra. Miro a mi alrededor, y sigue existiendo muuuuuuucho espacio en la playa, ¿por qué la gente se empeña en ponerse tan cerca? ¡Joder, ni que esto fuera Benidorm! Me dan ganas de decirles, "Oye, échate un poco para allá" Pero claro, me callo, al fin y al cabo, no soy quién para decirles nada.

Con tan poco espacio vital, (y eso que yo solo ocupaba lo que ocupa una toalla y una bolsa de playa), es inevitable escuchar las conversaciones de "mis vecinos", e incluso puedo oler perfectamente el aroma que desprende el protector solar que se están poniendo. Decido volverme a introducir en la lectura.

Mientras intento leer, una de mis vecinas está llamando a una niña pequeña que se encuentra en la piscina hinchable. Habla con ella, haciéndole carantoñas. Y yo, cada vez que la llama (a gritos),  me desconcentro de la lectura. De repente, algo hace la niña y oigo "No Julia, eso no, no te comas la arena", y de repente aparece la abuela y le recrimina a la "cuidadora": "¡Es que no estás pendiente de la niña!" Y me dieron ganas de decirle "¡No señora, usted estaba en el agua, y no se ha enterado, pero yo doy fe que estaba pendiente de la niña! Así que no le recrimine nada a la tía de la criatura."  ¿Por qué la gente habla sin saber? ¿Por qué en las familias, la confianza da asco, y  encima de cuidar al bebe mientras la madre y la abuela se dan un baño, se le recrimina a la chica que no estaba pendiente? Encima de cornudo apaleado, y yo mientras, siendo testigo involuntaria de toda la escena.

Decido ponerme el Ipod para no tener que escuchar la trifulca familiar. ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué la gente discute en la playa, a escasos centímetros de las toallas de otros? es como si el hecho de estar en la arena de la playa, hiciera que se olvidaran que hay gente alrededor, como si la arena de la playa se convirtiera en la privacidad que dan las paredes del domicilio.

En esos pensamientos estaba cuando de repente... ¡Mierda! Mi Ipod se ha quedado sin batería. No me queda más remedio que volverme a conectar al mundo real. Al de mis vecinos playeros. Siguen discutiendo, decido meterme en el agua, mientras me acerco a la orilla, escucho a otro grupo de personas hablar sobre la visita del Papa a Madrid. Uno de ellos dice mientras me alejo: "¿Sabes lo que pienso yo, y no quiero por nada del mundo comenzar una conversación sobre este tema...?" Y no escuché la contestación ya que me encontraba adentrándome en el mar. Cuando salgo del agua, encuentro a estos "vecinos de arena" enfrascados en una fuerte discusión sobre la visita del Papa, la crisis, y los 15-M. Y yo pienso: "Pues para no querer comenzar una discusión..."

En fin, dado que mi relax inicial estaba siendo imposible de mantener, decido que es hora de volver, que sin Ipod que me aísle de las conversaciones y discusiones ajenas, ni tapones que me permitan concentrarme en la lectura, ese empeño de la gente en hacer que me entere de sus conversaciones por la insistencia en poner la toalla a dos centímetros de la tuya aunque haya bastantes km de playa libres, hace que una pierda el Zen que había adquirido a primera hora en la playa.

Estoy empezando a pensar que yo he nacido para ser rica, y tener un yate en el que perderse sin tener que escuchar más conversaciones y/o discusiones que los de la propia familia de una. A ver si me toca el Euromillón o algo.

11 comentarios:

  1. Pues echaremos un euromillon!
    Yo no entiendo tampoco, por qué la gente se empeña en pegar su toalla a la mía, por qué la gente grita tanto en la playa, en su casa gritarán tanto? por qué pasan tan cerca que te llenan las orejas de arena... Y me encanta la playa, que conste eh? pero claro, aquí con lo poco que nos luce el sol, el día que sale, es peor que benidorm!
    Buen finde. Y no pierdas el estado Zen.
    Un besito.

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  2. jajaj Tc me ha encantado , real como la vida misma.

    Y creo que has tenido suerte ."Mi playa" tiene 17 km de largo y no es Benidorm. Pues a mi me ha pasado estar como tu, feliz a primera hora con mi simple toallay llegar ( yo creo que la misma familia jaja) poner todos sus trastos sobre la arena y taparme hasta las rodillas la sombra de una de ellas.

    Lo mas fuerte, que el marido me pidio que me apartara porque tenia los pies en su sombra y no podia poner su toalla, ajjaj

    ¿entiendes porque este año me he quedado en la piscina?

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  3. jajajajja... yo también he nacido para ir en el yate!!! es que odio que peguen la toalla!! no lo soporto!! y si es cierto que cada vez la gente grita más, no saben lo que es mantener la privacidad????

    Un besote!

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  4. yo pienso lo mismo cada verano. Mira, hace un par de días bajé a la playa y había muy poquita gente, así que puse mi toalla a un ladito en la que podía estar "sin vecinos". Bien, al salir del agua vi una familia que instaló su chiringuito entero AL LADO de mi toalla. Con la playa desierta, ahí estábamos, cucu con cucu

    y lo peor es que la niña pequeña corría como un pato y cada vez que iba y venía de los brazos de mamá me enterraba en arena.

    Desee la primitiva, el premio, un yate...PAZ

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  5. Es como en el cine, quedan 1000 asientos y no falla, llega el burro de turno a sentarse JUSTO a tu lado o JUSTO delante tuyo!!! Me pone histérica (bueno teniendo en cuenta que ya hace agnos desde que vi la ultima peli en el cine!!!)

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  6. Sí que molesta, la verdad. La gente no sabe comportarse en público, o les da igual, vamos, el caso es que a mi por ejemplo me da una vergüenza tremenda discutir con mi marido en la calle. Le digo, cuando lleguemos a casa ya hablaremos. Pero a los demás, buff, no se cortan para nada.

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  7. La playa en agosto es como meterse el 24 de diciembre en el corte inglés!!!

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  8. De acuerdo con un comentario anterior, Agosto y la playa incompatibles...mejor la piscina!!! Y lo dice una amante de la playa 100x100

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  9. me encanta ese lugar

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  10. Venta para coruña playas tranquilas kilometricas poca gente poco sol estaras zen szen un dia de estos os colgaré alguna de nuestras playas en el blog y feliz verano a tod@s

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