jueves, 22 de abril de 2010

Mi estado Zen

Ultimamente me noto mucho más tranquila y relajada con respecto a todo el tema de la maternidad/infertilidad.

Desde que acabé con las Inseminaciones Artificiales, parece que poco a poco por fin puedo olvidarme del tema. Los primeros días mi mente realizaba continuos esfuerzos para pensar en otra cosa, centré mis pensamientos en muebles nuevos para mi casa, en papeles pintados, en redecorar la casa. Eso hacía que no me pusiera triste mientras asumía todo lo que estaba ocurriendo.

Días después, empecé también a ocuparme un poco de mi aspecto, que había dejado un poco de lado en estos meses. Empecé con la depilación láser, lo cual no podía hacer mientras estaba con tratamientos, y sinceramente, es de las mejores cosas que he hecho. Y ahora estoy cogiendo fuerzas para ponerme un poco a dieta; uff, ¡que pereza me da! pero tengo que hacerlo, lo necesito.

Para compensar mi pereza por la dieta he empezado a hacer algo de ejercicio, en concreto una tabla de ejercicios de fitness que realizo de dos a tres veces por semana, con la ayuda de mi entrenador, y de una cintas elásticas y una bola de fitness estupenda que ayuda muy mucho a realizar los ejercicios sin perder la dignidad. Teniendo en cuenta que una no hace ejercicio físico casi casi desde que hacia el bachillerato (a excepción únicamente de alguna visita esporádica a esquiar), creedme, se agradece muy mucho la ayuda de estos artilugios recién descubiertos. Me han parecido un invento estupendo porque ayudan de una forma muy fácil a realizar correctamente los ejercicios y a mover los músculos concretos que se están intentando ejercitar en cada ejercicio. Así que lo recomiendo a todo el mundo que quiera tonificar un poco su cuerpo.

Desde que volví de mi fin de semana de desconexión en Calpe, he notado como mi mente se ha quedado como en blanco con respecto al tema del embarazo y sus dificultades. Esta claro que conseguí instalarme en el disco duro el software adecuado para dejar la mente en blanco y no pensar. De modo que he entrado en un estado Zen muy interesante en este aspecto, y me siento muchisimo mejor. Imagino que será algo temporal y cuando empiece con las FIV volveré a las preocupaciones. Bueno, antes tengo que pasar la cita médica de Mayo en el hospital, donde me informaran de todo el proceso de la FIV, pero como sólo es una cita informativa, y después tengo que esperar unos siete meses para que me hagan la FIV, pues como que voy a tener más tiempo para seguir con mi estado Zen. Lo cual, sinceramente, agradezco, porque mi coco necesita este periodo de paz.

Me pregunto si esto será otra fase más dentro de este largo camino, pero si es así, espero que me dure mucho tiempo. No tengo más ganas de estar comiendome la cabeza, preocupada por tal o cual inconveniente, o suceso que trastoque mi a priori fácil (y a la vista de los resultados, no tan fácil) búsqueda del embarazo.


Realmente estoy hasta un poco sorprendida con mi actitud, me pregunto si todo este estado de pasotismo no querrá decir que en realidad, estoy tan cansada de todo esto, que se me están quitando las ganas de seguir con todo esto. Tengo claro, que de momento, no voy a abandonar, pero no se que pasara si no funciona la primera FIV, pero es algo que ahora mismo tampoco me preocupa, ya lo pensaré en su momento. ¿Lo veis? ¡El estado Zen se ha apoderado de mi mente, y no deja que me coma la cabeza! Creo que me cansé hasta de eso, de analizar la situación y valorar y razonar la mejor opción. Y eso, viniendo de mi, persona analítica y racional donde las haya, es un poco raro,raro, raro, (como diría Papuchi). Aun así, me da lo mismo, sinceramente, estoy encantada con este estado Zen en el que todo este rollo ya me da igual, que me da lo mismo.

De lo único que tengo ganas es de retomar el rumbo de mi vida, poder hacerme una sesión de depilación láser si quiero, irme de viaje sin tener que estar pendiente de fechas, por si me coincide con alguna cita medica, y disfrutar... Disfrutar de la vida que tengo, sin tener que estar pensando en todo lo que condicionan los tratamientos la vida diaria.

Este Domingo me voy de viaje. Por que me lo merezco, por que es de las cosas que más me gusta hacer, por que nos lo hemos ganado, y por que me da la gana. Ea! esta es mi revancha por haber estado este último año atada de pies y manos por tener que estar pendiente de tratamientos, de ecografías, pinchazos en la barriga, analíticas cada dos días, visitas al hospital cada dos días, esperas desesperantes, decepciones una tras otra, y tristezas latentes.

Además, tengo que aprovechar el momento, no vaya a ser que por alguna de aquellas tenga la suerte de que funcione la primera FIV y no pueda moverme de aquí en un tiempecito,jeje.

sábado, 17 de abril de 2010

La fragilidad del ser humano


Hace unos días una amiga recibió una noticia durisima, un familiar está muy grave y el diagnóstico médico y las previsiones no son muy optimistas. Lógicamente, está destrozada, intentando asumir lo que está pasando y asimilar la crudeza de la situación. Solo un par de días antes de recibir tal noticia, estaba pensando en el fondo de armario de primavera-verano, comprando ropa, y planificando su vida para los próximos meses. Y de repente, de la noche a la mañana, todo ha cambiado, en un segundo, en un abrir y cerrar de ojos, todos sus planes para los próximos meses se han esfumado. Ahora lo importante son otras cosas. Todo lo demás, toda su vida cotidiana, ha pasado a un segundo o un tercer plano.

Entonces, es cuando una se para a pensar, y se da cuenta de la fragilidad del ser humano. Creo que todos pensamos que somos inmortales, que nuestra vida la manejamos nosotros en un 100% y la realidad es que hay un porcentaje que nosotros no manejamos, y que nadie está exento de recibir una mala noticia de salud y que tu vida se desmorone en solo unos minutos.

Otro ejemplo, un familiar mío ha tenido que desplazarse precipitadamente al hospital de otra ciudad puesto que su madre ha sufrido un grave accidente de tráfico. Ha estado muy grave, y ciertamente se ha temido por su vida, aunque finalmente parece que se ha estabilizado. Creo que uno nunca piensa en que le va a pasar algo así. Cuando piensas en tus padres, o en uno mismo, piensas que fallecerán por enfermedad (casi diría que se tiende a pensar en un tema coronario, o en un tumor) aunque deseas que simplemente sea por la edad, lo que comúnmente se llama, “morir de viejo”. Nunca te esperas que con una edad bastante madura, vayan a tener un accidente de tráfico.

Te quedas perplejo, ¿cómo puede ser? ¿Si ayer mismo hablé con esa persona y estaba perfectamente? Creo que esta es la reacción normal que todos hemos sufrido cuando te enteras de una noticia de este calibre. Y creo que es por lo que decía anteriormente, que no somos conscientes de la fragilidad del ser humano.

Este tipo de noticias, sobre todo la primera de los ejemplos que he puesto, son los que me han dejado estos días pensativa, sin ganas de escribir, porque lo único que me apetece escribir son improperios, y despotricar contra la vida, que nos hace estas jugadas sin comerlo ni beberlo, y siempre, siempre, sin merecerlo.

De modo, que reflexionas y te das cuenta, una vez más, y con más sentido que nunca, que hay que disfrutar de lo que se tiene, que hay que vivir cada minuto con alegría, con optimismo, y que sobre todo, hay que intentar ser feliz en todo momento, porque la vida ya te da los suficientes latigazos como para que encima uno mismo se auto flagele con otras cosas.

Esto me recuerda una frase que siempre nos decía mi padre (un hombre sabio) cuando éramos pequeñas. Decía que “sus hijas, la única obligación que tenían era ser felices” (claro está que también éramos bastante buenas, y nunca les dimos problemas), pero creo que si algún día tengo hijos, aplicaré con ellos la misma teoría. Ellos hicieron conmigo todos los esfuerzos para que nosotras fuéramos felices, y en ese sentido, era una “obligación” para nosotras ser felices. Puedo dar fe que cumplimos muy sobradamente con nuestra obligación de ser felices, y eso es algo que nunca se olvida. Estoy convencida que si tu le das a tus hijos tanto amor, es prácticamente imposible que esos hijos no terminen siendo unas excelentes personas.

En definitiva, que hay que hacer examen de conciencia, y darnos cuenta cada día de todo lo bueno que tenemos, y sacarle provecho y disfrutarlo al máximo, puesto que nunca se sabe cuando la vida te va a castigar con uno de esos latigazos.

jueves, 15 de abril de 2010

¿Cómo puede ser que no se haya extinguido aún la raza humana?


Hoy contaré otro capítulo más de cómo está siendo mi historia hasta el momento.

Después de recopilar todas las pruebas que nos pidieron, los médicos nos dijeron que lo más conveniente en nuestro caso era empezar con un ciclo de coito dirigido, lo cual consiste básicamente en una estimulación ovárica, y la indicación por parte del médico del momento exacto en que debes tener relaciones sexuales.

Evidentemente, a estas alturas, el glamour se ha ido por la alcantarilla, y el hecho de tener que tener relaciones con el calendario en la mano, con fecha y hora, y aunque te apetezca o no te apetezca, hace bastante complicado que te quede aún una pizca de romanticismo y glamour en el intento. Quizá por eso y tras dicho intento, el mismo es sin resultado positivo. Claaaaro, ¿cómo narices vas a conseguirlo en esas condiciones?

Empiezan entonces con las Inseminaciones Artificiales (IA en adelante), la historia es parecida. Voy a intentar explicar un poco el proceso. Primero te estimulan ováricamente mediante unos “bonitos” pinchazos diarios que tienes que administrarte tu misma, a la misma hora y en unas condiciones determinadas de temperatura de la medicación.

Todo ello, es para generar que los ovarios creen folículos, y van controlando cada 48 horas mediante ecografía el crecimiento de dichos folículos y el estado del endometrio, y mediante análisis de sangre cada dos días también, el nivel de estradiol en la sangre, lo cual les permite medir si van creciendo y creándose más folículos, o cuando ya no van a crecer más. Al parecer el estradiol es la hormona que crea esos folículos, y los hace crecer en cada ciclo.

Cuando se considera que los folículos tienen un tamaño apropiado (mayor de 17 mm como mínimo) es el momento idóneo para que el folículo dominante ese mes, salga a pasear al útero, lo cual se provoca mediante otra inyección de otra medicación distinta. A partir de ese momento te citan nuevamente en la consulta para introducirte con una finiiiisima cánula el esperma preparado que previamente T, ha tenido que entregar. Los millones de espermatozoides son depositados en el útero, esperando que el óvulo en cuestión quiera ligar con uno de los espermatozoides, de los millones allí congregados. Después hay que esperar unos catorce días, para saber si han ligado, o no han ligado.

Todo esto más o menos es así en teoría, pero luego hay otras cosas que también se tienen en cuenta en cada ciclo. Por ejemplo, con la estimulación ovárica no se deben producir más de tres óvulos, ya que si fuera así, te cancelarían el ciclo. Igualmente, si aún poniéndote medicación, no consiguen que los folículos crezcan lo suficiente, y el estradiol empieza a bajar (señal de que no van a crecer más), también te cancelan el ciclo. Y así, con muuuuchas incógnitas que van surgiendo por el camino.

Una tiene al final la sensación que todo está siempre muy en el aire, se puede parar o cancelar en cualquier momento, así que al final todo resulta muy incierto. Cuando tu le cuentas algo de todo esto a alguien, la gente suele ser positiva, y te suele dar ánimos diciendo que ya verás como todo va a salir bien, pero cuando intentas explicarles que es una gran incertidumbre, por todo esto que he contado, nadie lo termina de entender. Creo que piensan que estas siendo negativa, pero lo cierto, es que no es negatividad, sino realismo. Es un hecho, que además he podido comprobar, que se puede cancelar en cualquier momento, porque depende de muchos factores.

Aun así, en mi caso, las tres primeras veces, todo fue bien. Me refiero al proceso en sí. Mis ovarios reaccionaron, los folículos crecieron, adquirieron el tamaño apropiado, la muestra de semen, en cada intento era de buenísima calidad, y no hubo complicación alguna en depositar en mi útero todos aquellos millones de espermatozoides. Bueno, pues después de todo eso, lo resultados fueron negativos. ¿Y por qué? Pues no se sabe, los propios médicos se encogen de hombros cuando les preguntas qué fue mal, y te dicen que no se sabe por qué no ha resultado positivo. La única razón que te dan es que en realidad el porcentaje de acierto por cada inseminación es de un máximo de un 15%. Y tú te preguntas, ¿y tanta historia para un 15% sólo? En fin, sin comentarios.

Después de eso, lo intentaron dos veces más, y en estos dos últimos intentos, mis folículos decidieron que no crecían más y que se plantaban, así que después de NoSéCuántos días de pinchazos, me cancelaron la IA. ¡Ale, pues estupendo! ¿Se puede pedir alguna cosa más? (léase en tono irónico)

Está claro que mis “queridos” óvulos (por no decir “cap…llos”) deben ser demasiado exigentes, porque hasta el momento, (después de un ciclo de coito dirigido, tres inseminaciones sin éxito, y dos inseminaciones más canceladas), ninguno de mis óvulos ha tenido a bien ligar con un solo espermatozoide de los millones allí congregados.

Desde luego, de todo lo aprendido sobre reproducción humana en este tiempo, y teniendo en cuenta que se tienen que dar mil quinientos factores favorables para que se produzca un embarazo, una no entiende como no ha llegado a extinguirse la raza humana.

jueves, 8 de abril de 2010

Reflexiones sobre la maternidad

Después de un merecido parón vacacional y de descansar y desconectar la mente, vuelvo a la carga, a contar cositas por aquí.

Estos últimos días no paro de escuchar noticias que me dejan perpleja. Guarderías que han dado tranquilizantes a bebes; Madres que se prostituían y han prostituido también a sus hijas menores, y hasta han provocado que sus hijas hayan sufrido enfermedades venéreas, o hasta una niña de 16 años que ha matado a otra niña de 14 no se entiende aun ni porque. Y una se pregunta, ¿pero cómo se ha podido llegar a esto?

No puedo entender cómo pueden degenerar tanto ciertas personas. Y lo que me parece más preocupante, es que en este último caso, se trata de niños adolescentes, y una tiene la impresión que para ellos, hoy por hoy, todo vale. ¿Que un profesor me llama la atención? pues me enfrento a él, y le pego. ¿Que mi madre me pega un tortazo? Pues la denuncio. ¿Que un niño no dice palabrotas, como el resto? pues ya está, se convierte en un friki y por tanto está excluido del grupo. Y claro, la segunda parte, eso ya da derecho a meterse con esa criatura. Y si hace falta increparle, pegarle y grabarle en el móvil para colgarlo en internet, pues se hace, que para eso es un proscrito.

Ante este panorama, una se pregunta si está preparada para traer a esta sociedad actual a un niño. Una piensa que a sus hijos no les pasara, y que si le das una buena educación, a tu hijo no se le ocurrirá ir haciendo el cafre por ahí y metiéndose en problemas. Pero claro, es que como tu hijo sea demasiado bien educado, también tendrá un problema porque el grupo no lo aceptara por no decir palabrotas, porque no será un tío “enrollado”, sino que será un friki. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Cuál es el término medio? Si yo no quiero que mis hijos digan tacos, ni vean violencia en la televisión, ¿creare un hijo candidato a friki?

Puede que visto asi, parezca una exageración lo que digo, pero es totalmente cierto lo que digo y son ejemplos reales de cómo está el panorama social.

Así las cosas, a una cada vez le da más miedo tener un hijo, porque aparte del camino que me está tocando pasar para lograr un embarazo, después viene lo más duro, que es no bajar la guardia con la educación. ¿Estaré preparada para hacerlo bien? Y si le inculco los valores y la educación que me dieron a mí, ¿estaré haciendo que mi hijo sea un infeliz porque no le permitiré decir tacos, y por tanto es susceptible de ser un friki?

Hace unos días una amiga comentaba que se sentía un poco mal porque había tenido que reñir a su hija de un año porque se estaba poniendo burrota, y quería hacer lo que le diera la gana. Yo entiendo que debe dar mucha penita tener que regañarles de tan pequeñitos, pero es que creo que hay que poner límites desde bien pequeños, para que después no se desmadren (o no lo hagan demasiado). Le dije que no se sintiera mal por poner límites porque es necesario que lo haga. Mi opinión personal es que es algo fundamental, y que quizá si se hubieran puesto limites desde pequeños a estos adolescentes que tenemos ahora, no terminaríamos viendo en las noticias este tipo de sucesos.

Igual parezco una “abuela cebolleta” pero cuando escucho este tipo de noticias, no puedo evitar pensar ¿A dónde vamos a llegar?