Esas cosas que nadie suele contarte (del nacimiento)... (y dos). Consejos para sobrellevar el primer mes del bebe.

No soy muy dada yo a dar consejos, ya que no me veo con la posesión de la sabiduría absoluta, ni considero que lo que yo os pueda contar esté por encima del bien y el mal, pero ya que me encuentro inmersa en esta fase, he pensado contaros aquí un poco más de las cosas que me están ayudando un poco a sobrellevar el primer mes (a excepción del tema cólicos, que me lleva por la calle de la amargura).

La llegada de un nuevo miembro de la familia supone un chute de energía e ilusión para todos, lo cual creo que es hasta necesario porque parte de esa energía se necesita para atender las necesidades del bebe, recuperarse del parto, y aprender a vivir una nueva vida. Dicen que el primer mes es el más duro, sobre todo porque es un choque brutal, y de repente, toda tu vida cotidiana cambia radicalmente (si es el primer hijo, claro).

Todos sabemos que los bebes demandan mucha atención, pero creo que no se es realmente consciente de hasta que punto, hasta que no lo vives en tus propias carnes, o no lo ves de cerca de una persona muy cercana. Y digo cercana, porque si es alguien un poco menos cercano, no se puede apreciar la magnitud del tema. Cuando vamos a conocer a un bebe de algún amigo, o familiar, lo cierto es que solo estamos con el un rato. Se ven las cosas buenas del bebe, digamos la parte amable. Pero salvo que convivas con esa persona, o la veas todos los días, es difícil percatarse del grado de atención que supone un recién nacido.

Ya os conté que yo lo viví de cerca gracias a los embarazos de mis hermanas, así que ya sabía más o menos de qué iba la película. Ahora me toca pasarlo a mi, así que intentando anticiparme a lo inevitable, y para hacerlo un poco más llevadero, tomé estas precauciones antes de dar a luz, y eso me está ayudando a que sea más liviano el tema.

A continuación os cuento algunas de las cosas que he hecho yo, para que si alguna está embarazada, vaya cogiendo ideas y poniendo en practica algunas precauciones antes del nacimiento.

- Intentar que las visitas sean escalonadas y a ser posible, después de los primeros quince días del nacimiento.

Nunca fui partidaria de ir a los hospitales a conocer a los bebes. No me gusta que vengan a verme al hospital, así que yo, salvo que la madre me diga que le hace especial ilusión, prefiero conocerlos más adelante. Creo que lo más lógico en estos casos es actuar con naturalidad y sinceridad. Yo suelo preguntar a los papas si quieren que vaya al hospital, o prefieren que no, y en función de eso, pues ya actúo. Me parece la manera más racional de hacerlo, aunque es verdad que a veces es complicado alejar a las visitas del hospital porque hay gente que considera que TIENE que ir, SI o SI. (Nunca lo entenderé, sinceramente)

En mi caso, aleccionamos a mi suegra, y le pedimos que no anunciara el nacimiento al resto de la familia hasta el día siguiente, pidiendo que si iban a acercarse, (los que se empeñaran), que llamaran antes para ver como me encontraba yo. La gente así lo hizo, y aunque recibí algunas visitas, lo cierto es que se comportaron bastante bien, y tuve las justas. Ya habrá tiempo para conocer a la peque! Si hasta que se vaya de casa con 30 y tantos, fijaos si queda tiempo! jajaja.

Los primeros días en casa estas tan sobrepasado que no ves el momento de cuando comer, ni cuando recoger, ni cuando descansar, así que si a eso añades las visitas de la gente la verdad es que se te hace todo más cuesta arriba. Además, creo que esos primeros días se merecen que sean para disfrutarlos la nueva familia, así que, por favor, visitas, las justas.

Después de las primeras semanas, parece que vas adaptandote, te encuentras también físicamente mejor (sin incluir aquí el cansancio y el sueño, claro), y parece que es un poco más fácil intentar llegar a casi todo.

- No auto exigirse demasiado las primeras semanas. Esto es FUNDAMENTAL a mi forma de ver, porque si no, mueres directamente. Es imposible llegar a todo, así de claro, así que más vale que aprendamos a relajarnos un poco y ver que no pasa nada si tu ropa no se plancha sola.

En función de las circunstancias de cada uno, puedes optar por lo siguiente: O le pides a tu madre que te eche una mano (en mi caso, que más quisiera yo que poder pedirle eso a mi madre, que se que lo haría encantada). O le pagas a alguien para que mantenga tu casa medianamente limpia y recogida. Aun así no te vas a librar de esa sensación de no llegar a todo, porque siempre hay cosas que hacer y siempre faltan cosas por hacer, pero al menos, si ya está todo limpio, es un poco de tarea que le quitan a una de encima.

- Anticiparse, y dejar preparada comida en el congelador para los primeros días. Gracias a mis tuppers de comida que preparé antes de dar a luz estamos sobreviviendo sin abusar de comida precocinada, casas de comida preparada, y demás. Así comeréis igual que hasta ahora (se agradece después de comer la comida del hospital) y no mueres en el intento de llegar a tener tiempo para preparar algo de comer.

- Descansar, o intentarlo, mientras lo hace el bebe. No es cierto que esto se pueda hacer siempre. De hecho, yo hoy no veo el momento porque no he dormido apenas, pero sin embargo, no puedo dormir... Pero cuando el cansancio es supino, siempre se puede pedir a algún familiar o amigo que te releve unas horas y tu intentar dormir una siesta, y recuperar fuerzas.

- Turnarse con el papa para atender al bebe. En mi caso, al darle biberón esto es más fácil y por tanto un poco más llevadero, así al menos podéis intentar descansar un poco por turnos. Y creedme, se necesita!

Bueno, seguramente, habrá otras sugerencias que podría plasmar aquí, pero creo que por hoy es suficiente.